La diabetes mellitus es una enfermedad sistémica, crónico-degenerativa caracterizada por el aumento de los niveles de glucosa en sangre o hiperglucemia, resultado de defectos en la secreción de insulina, en su acción o ambos. Esta enfermedad puede provocar complicaciones de diversa gravedad; es considerada como uno de los padecimientos crónicos más comunes y una de las siete principales causas de muerte a nivel mundial.
En México la mortalidad por enfermedades crónicas ha incrementado en los últimos años en una forma alarmante, ocupando los tres primeros lugares como causa de muerte general; las enfermedades del corazón, tumores malignos y diabetes mellitus respectivamente. La población mexicana presenta predisposición notable al desarrollo de diabetes mellitus tipo 2, por lo que el papel de la prevención es una de las acciones más urgentes.
Existen tres síntomas clásicos de la diabetes mellitus: poliuria (orinar mucho), polidipsia (mucha sed) y polifagia (mucha hambre). También puede manifestarse de otras maneras como: Vaginitis en mujeres, pérdida de peso inexplicable, aparición de glucosa en la orina, ausencia de la menstruación en mujeres, aparición de impotencia en los hombres, dolor abdominal, fatiga o cansancio.
Para diagnosticar la diabetes mellitus es necesario realizarse exámenes de laboratorio como glucosa en plasma en ayuno, si sale arriba de 126mg/dl es necesario realizar una curva de tolerancia a la glucosa para corroborar el diagnóstico de diabetes mellitus.
El control y tratamiento de esta enfermedad corresponde a un equipo de salud formado principalmente por el: médico, nutriólogo, educador en diabetes y el propio paciente, responsable del autocontrol de su enfermedad. El tratamiento es por tiempo indefinido y con ajustes terapéuticos que dependen de la evolución, tipo de diabetes, de las condiciones asociadas y de los datos de glucemia. Incluye, un plan de alimentación (terapia nutricia), cambios en el estilo de vida, ejercicio, hipoglucemiantes orales y/o insulina.
La meta principal del tratamiento es el control glucémico del paciente, sin embargo ya que en esta enfermedad coexiste un trastorno global del metabolismo tanto de hidratos de carbono como de grasas y proteínas es necesario también enfocarnos en mantener cifras normales de colesterol y triglicéridos, así como llevar un control de la presión arterial.
La falta de control metabólico adecuado ocasiona complicaciones crónicas tales como retinopatía, nefropatía (problemas en riñón), neuropatía diabética y enfermedades cardiovasculares. El desarrollo de estas complicaciones se puede atenuar, posponer o evitar a través de diversas acciones, siendo un elemento fundamental la terapia nutricia. Sin importar el tipo de diabetes que se padezca, la selección y el consumo de alimentos es determinante en el control glucémico.
TERAPIA NUTRICIA
El tratamiento es individualizado a través de la terapia médico nutricia, jugando un papel fundamental el Nutriólogo en la terapia nutricia. La herramienta principal del tratamiento nutricio es el plan de alimentación el cual debe de aportar la energía necesaria para mantener un peso adecuado saludable o en su caso la reducción de peso. El plan de alimentación se calcula de acuerdo a las características de la persona como su peso, edad, talla, complexión, enfermedades asociadas y actividad física y se contemplan las cantidades a comer de cada grupo de alimentos y el tipo de alimentos a ingerir.
El plan debe ir siempre acompañado de ejercicio físico diario, para mantener controlada la glicemia y promover un peso y una condición física adecuados. Se ha demostrado que al lograr la reducción de peso disminuye el riesgo de hiperglucemia, dislipidemia (problemas de colesterol y triglicéridos) e hipertensión. La alimentación es muy importante en la prevención y tratamiento de las complicaciones que acompañan a la diabetes mellitus.
Es necesario coordinar la terapia médica con la nutricia, es decir, el consumo de hipoglucemiantes orales (por ejemplo metformina) o insulina indicados en el tratamiento médico deben estar acordes al plan de alimentación en la variación y variabilidad del consumo de los alimentos con la finalidad de evitar hipoglucemia o hiperglucemia y mantener niveles adecuados de glucosa en sangre y hemoglobina glucosilada.
La terapia nutricia se refiere a cuatro aspectos básicos:
- Evaluación del estado nutricio mediante indicadores antropométricos (medidas corporales), bioquímicos (pruebas de laboratorio), clínicos, dietéticos y estilos de vida.
- Establecimiento de metas negociables con el paciente.
- Intervención nutricia a través de un plan de alimentación individualizado, orientación alimentaria, asesoría nutriológica, recomendaciones para el acondicionamiento físico, los hábitos alimentarios y de suprema importancia, asesoría para el autocontrol por parte del paciente.
- Evaluación y seguimiento de las metas establecidas con el fin de reforzar y ayudar al autocontrol por parte del paciente.
Algunos cambios en la alimentación que ayudan a tener un mejor control de la diabetes son los siguientes:
1) Aumentar el consumo de fibra, incluyendo en la alimentación diaria mayor cantidad de frutas, verduras y cereales integrales.
2) Reducir el consumo de grasas, en especial la grasa saturada, evitar preparaciones en las que el alimento vaya frito, capeado o empanizado.
3) Evitar el consumo de azúcares simples, como azúcar de mesa, chocolate, refrescos, dulces, pasteles y caramelos.
Para recibir una orientación alimentaria más completa y un plan de alimentación individualizado acude con un Nutriólogo el te ayudará a controlar tu diabetes por medio de un tratamiento Nutricio y de esta manera prevenir complicaciones.
LIC, RAQUEL LOPEZ TIRADO
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