Cuál es la complicación duradera más común de la diabetes?  De acuerdo con la Mayo Clinic, son  problemas del corazón y de los vasos sanguíneos.

 

Las enfermedades cardiovasculares, entre ellas el ataque cardíaco y el accidente cerebrovascular, representan el 65 por ciento de todas las muertes vinculadas a diabetes.  La posibilidad de sufrir un ataque cardíaco es dos a cuatro veces mayor para los diabéticos que para cualquier otra persona que no tenga esa enfermedad.  El riesgo de una persona de mediana edad que padece de diabetes tipo 2 de sufrir un futuro ataque cardíaco es igual al de alguien que ya lo tuvo.  Además, cabe llamar la atención sobre el hecho de que los ataques cardíacos en diabéticos no sólo son más graves sino que conllevan mayor probabilidad de derivar en muerte, que entre los adultos no diabéticos.

 

Los diabéticos corren más riesgo de presentar enfermedades cardiovasculares debido a que mucha glucosa (azúcar) en la sangre puede llevar a daños dentro de las paredes de los vasos sanguíneos.  Dichos daños facilitan la formación de depósitos grasos (placa) en las arterias y ocasionan estrechamientos u obstrucciones que pueden conducir a un ataque cardíaco o accidente cerebrovascular.

 

Ser diabético no significa que inevitablemente se padecerá una enfermedad cardíaca.  En base a las sugerencias de la Asociación Americana de Diabetes, controlar en forma óptima los puntos primordiales de la diabetes puede disminuir el riesgo de padecer una enfermedad del corazón. Los puntos primordiales de la diabetes son los siguientes:

 

La A1c: La mejor manera de medir la glucosa sanguínea con el transcurso del tiempo es a través de la prueba de hemoglobina glicosilada o A1c.  Este examen de sangre está a cargo de un médico y refleja el promedio de la glucosa sanguínea en el lapso de tres meses.  La Asociación Americana de Diabetes (ADA, por sus siglas en inglés) recomienda mantener el nivel de A1c por debajo de 7 por ciento.  Las nuevas investigaciones señalan que tomar medidas drásticas para reducir el nivel más de 7 por ciento no ofrecería ningún otro beneficio cardiovascular.  El médico es quien puede determinar el objetivo más idóneo para el nivel de A1c.  Se recomienda realizar esta prueba al menos dos veces al año.

 

La presión sanguínea: La hipertensión es una aliada común de la diabetes.  Para los diabéticos, una lectura ideal de la presión sanguínea es por debajo de 130/80 milímetros de mercurio (mm Hg).

 

Los niveles de colesterol: El objetivo óptimo es por debajo de 100 miligramos por decilitro (mg/dL) para el colesterol de la lipoproteína de baja densidad (LDL).   El nivel recomendable para el colesterol de la lipoproteína de alta densidad (HDL) es por debajo de 50 mg/dL para mujeres y de 40 mg/dL para hombres.

 

Un médico puede ayudarle con un plan de tratamiento que cumpla con estas pautas.  Por otro lado, es también provechoso alimentarse sanamente, hacer actividad física de manera regular, perder peso, dejar de fumar y limitar el consumo de alcohol.  Podría igualmente ser necesario recurrir a medicamentos, puesto que las investigaciones han demostrado que la mayoría de adultos con, por ejemplo, hipertensión y diabetes requieren varios tratamientos medicamentosos para alcanzar los objetivos para su presión sanguínea.

 

El punto es que si bien los riesgos y complicaciones de la diabetes y de las enfermedades del corazón están entrelazados, aquellos diabéticos que mantienen bajo control su riesgo de padecer una enfermedad cardíaca contribuyen a evitar complicaciones mortales.

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