Un niño en edad preescolar suele dormir entre 10 y 12 horas cada noche. A esta edad, las rutinas para dormir e ir a la cama ya son familiares.
Sin embargo, los padres deben estar atentos porque el niño puede tener pesadillas. Si el niño se despierta llorando a causa de una pesadilla, necesita comodidad y seguridad.
Los padres deben ir a la habitación del niño, acariciar su espalda suavemente y hablarle en voz baja. No le pregunte sobre el sueño. Normalmente, el niño no está completamente despierto y podría volver a dormirse rápidamente si el padre tan sólo se sienta con él en silencio. Normalmente, el niño no recordará la pesadilla por la mañana.
En el caso de los niños que asisten a primaria, el sueño ya es muy semejante al de los adultos, manteniendo las horas de sueño por la noche únicamente, por lo que disminuye el tiempo que pueda dedicar a una siesta y la frecuencia de éstas. Así, un niño en edad escolar suele necesitar unas 10 horas de sueño cada noche.
Al decidir la hora de ir a la cama, es importante pensar en la hora que tiene que ir a la escuela el niño por la mañana y cuánto tiempo necesita para prepararse y llegar a la escuela.
De este modo, el niño pasará una buena noche de sueño y se sentirá descansado por la mañana. Si no, el niño no rendirá en el colegio y cada mañana será un problema, intentando sacar de la cama a un niño cansado. Los padres deben decidir la hora adecuada para ir a la cama por el bien del niño.
Es importante un periodo de reposo antes de ir a la cama, manteniendo siempre la misma hora para acostarse. La rutina antes de dormir es hacer las mismas cosas, en el mismo orden, a la misma hora cada día, antes de ir a la cama y dormir.
Un ejemplo de rutina: Escuche música suave, lea o cuéntele un cuento. Tanto para el niño como para el resto de la familia, una rutina de unos 15 o 30 minutos es lo mejor.